Cuando un volcán despierta las consecuencias de los ciclos ecológicos a menudo son devastadoras para la vida en la Tierra. Aunque estos daños deben asumirse como ciclos naturales. Mientras los expertos trabajan para tratar de despejar la incógnita de cuánto durará la erupción de Cumbre Vieja (se estima que podría durar hasta 84 días y ya lleva más de 40), las consecuencias ambientales que dejan tras de sí la lava, los gases y la ceniza son cada vez más importantes.

A medida que el Cumbre Vieja sigue escupiendo lava y transformándose de un volcán estromboliano a uno hawaiano, la erupción sigue quemando etapas en su evolución. El punto de inflexión se alcanzó con la llegada de la lava al mar, creando así una fajana de más de 40 hectáreas que continúa creciendo.

Joaquín Araújo, naturalista y patrono de la Fundación AXA, ha compartido con nosotros sus reflexiones acerca del volcán, que, en sus palabras, “muestra lo frágiles que somos, lo terriblemente constructiva que es la propia naturaleza a veces a partir de una destrucción, ya que así funcionan en muchos aspectos los ciclos de la vida”. 

Como los humanos, los animales y las plantas sufren la erupción del volcán casi tanto o más que nosotros, por supuesto sin desmerecer todas las pérdidas materiales sufridas. La flora de la isla afectada por la lava ha desaparecido y, además y debido a la ceniza volcánica y la mala calidad del aire, el 40% de las plantas se hallan deshidratadas y marchitas, según científicos del CSIC que aseguran, asimismo, que los animales están desorientados y a la deriva. No sólo los animales domésticos, sino también la fauna local. 

Expertos del CSIC han explicado que la fauna que compone la zona, principalmente aves y reptiles ya no se encuentra. Los lagartos prácticamente han desaparecido del terreno. Ahora apenas vemos nada, siquiera un 10% de lo que observaría normalmente.

Como todo en el ciclo de la vida está unido, esta situación provoca que las aves de presa que se alimentaban de estos reptiles empiecen a cazar a otras aves más pequeñas. 

Los peces también sufren las consecuencias de la erupción volcánica, y es que los pescadores de la zona aseguran que los peces han huido y que la merma en las capturas se hace notar. La buena noticia la tenemos en lo acontecido hace diez años en El Hierro, ya que aunque tras la erupción se perdió la mitad de la fauna acuática, con los años se ha recuperado. 

¿Y qué podemos esperar una vez finalice la erupción? La Palma es una de las islas es la que más erupciones ha sufrido dentro del archipiélago y, aunque se sabe que el suelo tras la erupción es muy fértil, lo cierto es que los expertos estiman que tarda unos 3.000 días en recuperarse. 

Aunque tenemos motivos para la esperanza, ya que sabemos que en otras islas volcánicas como Lanzarote, donde en 1731 la erupción volcánica del Timanfaya sepultó 26 aldeas, cuarenta años después ya tenía el doble de población y experimentó una revolución agrícola gracias precisamente a esa tierra volcánica, en las que se empezó a plantar viñedos que ahora tienen fama mundial. 

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