La humedad es un problema frecuente en el hogar. Cuando el aire se carga con demasiado vapor, las pequeñas gotas de agua suspendidas en él terminan por adherirse a las superficies y empiezan ahí problemas que pueden ir más allá de una mancha en la pared.

Para medir los niveles de humedad se utiliza la humedad relativa, una unidad que relaciona el vapor presente en el aire con la cantidad máxima que este puede soportar a determinada temperatura. Los valores normales van del 40% al 60%, dependiendo del clima y el entorno. Por encima de esto, comienza a afectar a  muebles, estructuras y, en especial, a las personas. 

En este artículo te contamos por qué la humedad puede ser un silencioso enemigo de tu salud y algunas formas de evitar su aparición en casa.

La humedad y el sistema respiratorio

La mayor parte del tiempo asociamos humedad con manchas verdosas en suelos y paredes, pintura levantada, objetos afectados y costosas reparaciones. Sin embargo, sus consecuencias negativas no solo se limitan al hogar, sino que también pueden afectar el bienestar de quienes viven en él.

La humedad en sí misma no representa ningún problema para la salud. Lo que sucede es que los altos niveles favorecen la presencia y el crecimiento de moho y otros tipos de hongos, los cuales se desarrollan mejor en espacios húmedos. Estos microorganismos pueden ser tóxicos, alergénicos e irritantes. Por esta razón, cuando entran en el sistema respiratorio son capaces de causar asmas e infecciones.

El impacto es tal que en 2009 la OMS publicó una guía sobre la calidad del aire que provoca el moho y la humedad. En ella advierte que las personas que frecuentan edificios con moho tienen un 75% más de probabilidades de padecer asma y otras enfermedades relacionadas. Por eso se ha hecho tanto énfasis en el mantenimiento de las estructuras de viviendas, empresas e instituciones, pues es algo que incide de forma directa en la salud.

Algunas formas de combatir la humedad

Aunque no se puede controlar la cantidad de vapor presente en el aire, sí que es posible adoptar algunas medidas para evitar el molesto problema de las humedades.

- Ventilación: asegurar la circulación del aire es crucial. Para ello, y siempre que sea posible, hay que abrir puertas y ventanas en todas las habitaciones. Eso ayudará a evitar que el vapor se concentre en un solo espacio y termine por ocasionar manchas.

- Deshumidificadores: estos aparatos se encargan de extraer el exceso de vapor del agua presente en el ambiente. Así no solo se mantiene más agradable, sino que se previene la proliferación de hongos y bacterias al eliminar el principal factor que propicia su crecimiento.

- Calefacción controlada: el agua caliente de la ducha y demás grifos son una fuente importante de humedad, pues el aire caliente está cargado de vapor, y casi siempre se queda acumulado. Para evitarlo, hay que intentar mantener las temperaturas a un máximo de 37o C y dejar abierta el área un par de horas después.

- Elementos absorbentes: hay ciertos ingredientes como el arroz, el bicarbonato o el bórax que son capaces de absorber la humedad en áreas pequeñas. Es buena idea poner un poco de estos productos en envases y colocarlos en zonas problemáticas como armarios de ropa y estanterías.

La prevención es la mejor forma de evitar la humedad. Ahora bien, en caso de notar signos, debes tomar cartas en el asunto tan pronto como sea posible. Si comienza a aparecer moho, el problema deberá ser atendido por profesionales con equipos especiales que protegen de la toxicidad de este hongo, evitando así que un patógeno en casa ponga en riesgo tu salud y la de los tuyos.

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