Si en 1991 se creó el Día Mundial de la Diabetes fue para aumentar la concienciación global sobre esta enfermedad: las causas, los síntomas, las posibles complicaciones y, por supuesto, el tratamiento. La diabetes, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no genera insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, lo que provoca -si no se controla- una hiperglucemia (es decir, el aumento de azúcar en la sangre). Puede ser de tipo 1, que se caracteriza por la ausencia natural de la síntesis de la insulina y se conoce como “diabetes insulinodependiente o juvenil”; de tipo 2, que tiene su origen en la incapacidad del cuerpo para usar correctamente la insulina y se denomina “diabetes no insulinodependiente o de adulto”, o gestacional, que corresponde a una hiperglicemia que se detecta por primera vez durante el embarazo.

Son muchas las personas que todavía no le dan la suficiente importancia a esta afección, pero lo cierto es que la diabetes se cobra millones de vidas cada año: Naciones Unidas estima que, en 2017, fueron cuatro millones y casi la mitad antes de los 70 años de edad. Y si bien no se puede prevenir la diabetes tipo 1 (nadie sabe con certeza cuál es la causa, pero los científicos creen que podría existir un componente genético que predisponga a su aparición), sí es posible hacerlo con la diabetes tipo 2, ya que buena parte de los factores de riesgo relacionados con su desarrollo tienen que ver con hábitos de vida modificables. De acuerdo con la Federación Española de Diabetes (FEDE), las personas tienen más probabilidades de padecer diabetes tipo 2 si cumplen una o varias de estas características:

- Llevar un estilo de vida sedentario marcado por la inactividad física.

- Tener alguno de los siguientes supuestos: sobrepeso u obesidad, más de 45 años, familiares con diabetes, la tensión arterial alta, elevados niveles de colesterol o triglicéridos en sangre, antecedentes de diabetes gestacional o prediabetes.

- Padecer depresión o también el síndrome del ovario poliquístico.

En caso de pertenecer a cualquiera de los grupos de riesgo, y en especial si se ha diagnosticado prediabetes o diabetes gestacional, llevar un estilo de vida saludable ayuda a prevenir y retrasar el desarrollo de la diabetes tipo 2. Comer de manera sana y equilibrada (priorizando frutas y verduras, equilibrando las fuentes de proteínas, evitando los alimentos procesados, eliminando el alcohol, reduciendo el consumo de hidratos de carbono, prescindiendo de las bebidas azucaradas y de otros estimulantes como el café), realizar actividad física con regularidad (al menos 30 minutos diarios de intensidad moderada), tratar de mantener un peso corporal dentro de los índices recomendables y evitar el consumo de tabaco.

A estas recomendaciones, y una vez establecido el diagnóstico, habría que añadir la medicación si así lo ha prescrito el médico y exámenes periódicos del estado de salud para detectar y tratar posibles complicaciones. Lo ideal es individualizar estas pautas generales en función de cada persona, porque no es lo mismo aquella que presenta problemas circulatorios que la que tiene un exceso de peso y necesita un plan de nutrición y ejercicio personalizados, como tampoco es lo mismo estar dentro de la veintena que haber superado los cincuenta.

Una de las mejores maneras de obtener esta personalización y cuidar de tu salud, más allá de adoptar hábitos de vida saludables como una buena alimentación y actividad física diaria, es tener contratado un seguro de salud AXA con la cobertura más completa (una amplia red de profesionales médicos en los mejores centros de España, consultas presenciales y online y servicios preventivos) para cuidarte incluso antes de que puedas necesitarlo.

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