En el reciente Estudio Internacional sobre Salud Mental que hemos llevado a cabo en AXA, se observan las diferencias que existen entre la situación actual de las mujeres y los hombres en cuanto a trastornos mentales, según los resultados obtenidos en ocho países del mundo: España, Francia, Bélgica, Italia, Alemania, Reino Unido, Irlanda y Suiza. 

De este análisis mundial se desprenden datos como que el 33% de las mujeres consideran que no reciben el apoyo adecuado para su salud mental por parte del sistema sanitario, o que, para un 22% de ellas, la vida familiar tiene un mayor impacto negativo que para los hombres, aunque, sin embargo, son más propensas a hablar de salud mental con sus hijos (82%).

En el mundo del trabajo, ellas son las más perjudicadas

Las consecuencias negativas de la pandemia han afectado a la salud mental de un 55% del total de las mujeres encuestadas, frente a un 48% de los hombres. Una de las consecuencias que este hecho ha derivado, es que un 6% de las mujeres han perdido su trabajo tras la propagación del virus, dos puntos por encima de los hombres que se han visto en la misma situación.

En el ámbito laboral, el 16% de las mujeres también admiten sentir una mayor preocupación con respecto sufrir acoso o intimidación, el 27% no creen que reciba el apoyo adecuado en materia de salud mental de mano de la compañía en la que trabaja. Ese mismo valor (27%) corresponde al nivel de población femenina que declaran sentir poca seguridad en el trabajo y con sus ingresos, frente a un 24% de respuestas similares por parte de los hombres.

Cuándo algo no va bien, ¿cómo afrontan la situación?

Cuando aparecen problemas, el 34% de las mujeres tiende a insistir más en lo negativo, haciendo que resulte más complicado salir adelante; en cambio, un 55% de la muestra masculina opta por centrarse más en los pasos a seguir para superar las dificultades.
Asimismo, ellas toman menos tiempo para darse un respiro; el 47% de las mujeres recurre a este recurso solo a veces, el 9% no lo hace nunca y el 48% de los hombres se despejan de esta forma siempre. También ellos duermen mejor, ya que el 42% de los hombres sienten que han descansado cuando se levantan, frente a solo un 36% de las mujeres. 

Otra práctica que incide directamente en nuestro bienestar es el ejercicio físico. El 33% de las mujeres reconocen no hacer deporte con regularidad, pero, por el contrario, el 37% de los hombres ejercitan su cuerpo de forma rutinaria. Además, hay más mujeres (16%) que hombres (10%) que no confían en sus propias habilidades y ellas también tienen más falta de aceptación propia (15% mujeres – 12% hombres).

Estos datos derivan en que, a grandes rasgos, el 28% de las mujeres participantes en nuestro análisis reconocen haber padecido, en algún momento, o padecer, actualmente, algún problema de salud mental, cifra que supera en cuatro puntos al 24% de los hombres que han dado la misma respuesta.

Tener más información y conocer cómo unos y otros afrontamos los problemas, nos orienta a la hora de diseñar planes de acción para hacerles frente. También nos ayuda a poner el foco en una educación más igualitaria, que nos permita reducir la brecha en aquellos aspectos que presenten un desequilibrio, como el hecho de que las mujeres disponen de menos tiempo para sí mismas, lo que podría ayudarlas a trabajar en su salud mental. 

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