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Jeans que salvan vidas
Por José Millán Villanueva, director de la Cátedra AXA de Prevención de Riesgos.
El jean, tejano o vaquero, puede considerarse como la prenda universalmente más utilizada. De todas las tallas, precios y estilos, los tejanos son atemporales y no faltan en el armario de nadie.
En 1853 el comerciante de origen alemán Levi Strauss introdujo en la ciudad de San Francisco una tela francesa, de Nimes, para fabricar ropa. Hasta entonces este textil (una sarga de algodón) se utilizaba en la confección de tiendas de campaña o velas de barcos. Por aquella época el sastre de Nevada, Jacob Davis, confeccionaba pantalones para los mineros y a pesar de la resistencia de sus telas, comprobó que al introducirles trozos de mineral, la tela rompía por las costuras de los bolsillos.
La unión de ambos empresarios logró patentar en el año 1873 un sistema de pantalón al que incorporaron doble pespunte en las costuras y remaches de cobre en los bolsillos, cuyo éxito ha llegado a nuestros días.
A partir de ese momento, los jeans se extendieron a todo tipo de profesionales y durante la II Guerra Mundial los soldados americanos los popularizaron fuera de EE.UU. Pero fue en la década de los 50 del siglo pasado, cuando actores como James Dean en la película Rebelde sin causa, o John Wayne en el género Western, popularizaron definitivamente los jeans tejanos o vaqueros, considerados hoy la prenda más democrática e igualitaria de la moda.
El desarrollo de la manufactura y la aparición de la máquina de coser moderna, atribuida a Isaac Merritt Singer, dio origen al nacimiento de grandes empresas textiles y durante todo el Siglo XX, hasta la década de los 90, la proliferación de fabricantes se universalizó, destacando países como España, donde el nacimiento de diferentes marcas de renombre ampliaron lo que se llamó moda denim (de Nimes) a prendas como petos, chaquetas, camisas, calzado e incluso equipos protectores como cascos.
La coloración de estas telas, en lo que indistintamente se denominó azul añil, azul índigo o también azul glasto, obedece al origen de la planta de la que se extrae; y se llevó a cabo en la ciudad de Génova, de ahí que también se conociera como tela de Genova o jean.
Sin embargo, en el último tercio del siglo XX, la industria del jean se desplazó fuera de occidente a zonas donde la mano de obra era mucho más barata y las condiciones de trabajo más difíciles. Por tanto, con la deslocalización de esta industria, también se deslocalizó el riesgo. El uso de tintes naturales y las dificultades de fijación del color en la prenda provocó que los blue jeans obtuviesen tonalidades desgastadas, imponiéndose esta imperfección como una moda.
Finalmente, este efecto de desgaste se acabó obteniendo mediante la técnica del llamado sandblasting, con la que los obreros de aquellos países proyectaban con mangueras chorros de arena sin apenas protección personal. En el proceso inhalaban partículas que les provocan silicosis o fibrosis cardiovascular irreversible.
Hace unos días, la Fundación AXA otorgó el Premio AXA/PREVENGA 2021, en su modalidad de Innovación disruptiva, a la empresa española Jeanología por su modelo de economía circular y sostenible que decolora los jeans mediante laser, evitando el riesgo de inhalación de particular y el derroche de agua (en cada vaquero se emplean uno 3000 litros de agua).
Nuestra más sincera enhorabuena.
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