Glaucoma: ¿qué es y por qué resulta tan importante detectarlo a tiempo?

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Mi Salud y Bienestar 27935139
08/04/2021

Glaucoma: ¿qué es y por qué resulta tan importante detectarlo a tiempo?

Cada 12 de marzo se celebra el Día Mundial del Glaucoma para visibilizar una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud, es considerada una de las principales causas de la visión deficiente e incluso la ceguera. De ahí que, en un mundo construido sobre la capacidad de ver, resulte tan importante llamar la atención sobre este trastorno ocular y la necesidad de su detección temprana para un pronóstico favorable. Y no hay mejor manera de hacerlo que respondiendo de manera clara y concisa a las preguntas más frecuentes sobre el mismo.

¿Qué es el glaucoma?

Hablar de glaucoma es hablar de un daño en el nervio óptico encargado de enviar las imágenes del ojo al cerebro, lo que provoca una pérdida de visión más o menos paulatina. Primero afecta al campo de visión periférico (o lateral), luego continúa hacia el centro y en el peor de los casos, acaba con una ceguera total e irreversible.

¿Qué causa el glaucoma?

Se produce por un problema en el drenaje del humor acuoso, ese líquido que rellena las cámaras anterior y posterior del ojo. Este se acumula hasta el punto de provocar un aumento de la presión intraocular, que acaba dañando el nervio óptico y, como consecuencia, se pierde visión.

¿Qué tipos de glaucoma existen?

Si bien existen diversos tipos de glaucoma, los más habituales son el crónico de ángulo abierto y el agudo de ángulo cerrado, según las particularidades y la distancia que hay entre el iris y la córnea en cada caso.

El glaucoma crónico de ángulo abierto es el más común. Se caracteriza por ser una afección para toda la vida, degenerativa y silenciosa. Es decir, se desarrolla gradualmente cuando el ojo no drena todo lo bien que debería el fluido acuoso y los daños que esto desencadena no se advierten en las fases iniciales. Así que ni es doloroso ni el paciente tiene por qué ser consciente de lo que está sucediendo hasta que está muy avanzado y los estragos son significativos, resultando en ocasiones demasiado tarde.

Por el contrario, el glaucoma agudo de ángulo cerrado evoluciona rápidamente, sus síntomas son muy evidentes y requiere de una atención médica inmediata. Se desencadena cuando el iris de una persona está muy cerca de la córnea, bloqueando por tanto el drenaje del ojo. Cuando esta obstrucción es total, la presión ocular se dispara y se produce un episodio punzante. La visión se torna borrosa de repente, el dolor es intenso y sube hasta la cabeza, puede ir acompañado de malestar estomacal y náuseas, y hay que abordarlo lo antes posibles para evitar la ceguera.

¿Cómo se trata el glaucoma?

El glaucoma se puede tratar, pero no curar. Dicho con otras palabras, la visión que se pierde durante la enfermedad no se puede recuperar, por lo que todos los esfuerzos han de estar destinados a frenar su avance e impedir el deterioro ocular. Por ello, a sabiendas de que el glaucoma crónico de ángulo abierto es el más extendido, resulta tan importante que se diagnostique a tiempo.

La ausencia de síntomas en los primeros estadios de esta variante de glaucoma es lo que lleva a los expertos a advertir, precisamente, de la necesidad de hacerse revisiones oftalmológicas periódicas, especialmente a partir de los 40 años y aún con mayor frecuencia superados los 60. Una detección prematura puede marcar la diferencia, mejorando no solo la eficacia del tratamiento sino la respuesta y, sobre todo, evitando la ceguera como el peor de los escenarios.

La intervención al comienzo del glaucoma crónico de ángulo abierto es clave para retrasar su avance. Puede incluir medicamentos, cirugía láser, cirugía convencional o una combinación de estos y otros métodos que ayuden a proteger la vista que todavía le queda al paciente. Esta actitud prudente es lo que propone el Seguro de Salud de AXA con sus programas de medicina preventiva.

 

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