Descubre tu motivación para seguir este reto.

Establece un objetivo financiero claro para el final del mes.

Apunta tus motivaciones y objetivos para revisarlos (y recordarlos) fácilmente.

Familiarízate con tus gastos y ahorros de los últimos meses: ¿gastaste demasiado?, ¿ahorraste algo?, ¿tienes pagos pendientes?

Evalúa tu salud financiera con una visión realista para determinar tus próximos pasos.

Elabora un presupuesto siguiendo la regla del 50-30-20.

Destina 50 % de tus ingresos para cubrir lo esencial.

Un 30 % para cosas que disfrutes, pero no necesites.

Ahorra un 20 % de tus ingresos para planificar tu futuro o como colchón para imprevistos.

¿Por dónde se va el dinero? Ubica tus gastos para determinar cuáles son necesarios y cuáles prescindibles.

No olvides los micro gastos: el café del día, tus suscripciones a plataformas de streaming, revistas o si pides comida a domicilio.

Sumarlos te hará ver el gasto real y serás consciente de que no son tan pequeños como parecen.

Revisa y ordena tus deudas, comenzando por las que tengan mayor tipo de interés.

Explora nuevas fuentes de ingresos: vende la ropa que no usas, cancela esa suscripción olvidada o reduce las facturas de agua y luz.

Evalúa tu presupuesto inicial y comprueba si lo has seguido.

Según lo aprendido, ¿qué más puedes hacer para mejorar tu salud financiera?

Recuerda tus objetivos y crea un nuevo presupuesto para empezar el próximo mes con el pie derecho.