Núria Marquès toma el relevo

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Actualidad AXA 27935135
25/11/2019

Núria Marquès toma el relevo

Cuando se menciona la natación adaptada es sencillo que el primer nombre que venga a nuestra cabeza sea el de Teresa Perales, la deportista española más laureada en unos Juegos Paralímpicos –solo en Río consiguió 4 medallas, un oro y tres platas-. Sin embargo, en los últimos Mundiales de Natación celebrados en Londres hubo otra nadadora que logró hacerse con el mismo número de medallas que Perales: Núria Marquès, que no podía dejar de sonreír mientras mostraba su oro y su bronce. Dos medallas que venían a certificar que, con apenas 20 años, Marquès ha dejado atrás su categoría de promesa para asentarse, por derecho propio, como una de las mejores nadadoras paralímpicas del panorama español.

Núria nació con una discapacidad física en la pierna, tenía el fémur izquierdo más corto que el derecho, algo que acabó derivando en la amputación de su pie. Antes de que llegara ese momento, los médicos recomendaron a sus padres que empezara a hacer algo de deporte y juntos acordaron que lo mejor para ella sería que nadara, para fortalecer la espalda y prevenir los problemas musculares que podría causarle su discapacidad en un futuro. Fue así como, con apenas 9 meses, Marquès probó su primera piscina. 17 años después lograría su primer oro olímpico.

Por el camino, los primeros cursillos de natación, con apenas tres años, en los que ya sus padres comprobaban cuánto parecía gustarle el agua. Tras algunas pequeñas pruebas en las que empezaba a mostrar un gran potencial, a los 11 llegó su primera competición en natación adaptada, nada menos que unos Campeonatos de España en los que Núria sorprendió a propios y extraños logrando nada menos que cuatro medallas. Fue entonces cuando la familia Marquès se dio cuenta de que su futuro estaba en la piscina.

Solo un año más tarde, con 12, Marquès entró a formar parte del Equipo AXA de Promesas Paralímpicas de Natación, marca de la que ahora es embajadora. Así comenzó una vida dedicada a la natación en la que, aunque ella misma asegura sentirse más cómoda en la piscina que en tierra firma, nunca ha ocultado que el camino elegido no está exento de dureza. Cuando se cobró su primer oro aún estaba estudiando bachillerato y compaginar ambos mundos fue difícil, aunque la piscina siempre le resultó una especie de refugio en el que cobijarse del mundo exterior, casi como una terapia que le permitía retomar todo con más fuerza. Ahora entrena seis horas al día, dos por la mañana, dos a mediodía y otras dos más por la tarde mientras estudia Fisioterapia en la Universidad Autónoma de Barcelona y bromea con que todo eso es posible gracias a la cercanía que hay entre la facultad y la piscina.

Y es que Núria Màrques está empeñada en normalizar un esfuerzo que no deja de ser inspirador. Insiste en que su discapacidad nunca ha supuesto un hándicap y ha afirmado en varias ocasiones que no se ha sentido diferente por ella. La deportista no se cansa de repetir que ella ha podido hacer prácticamente de todo en su día a día, desde esquiar a montar en velero y, obviamente, nadar. Ella siempre ha sabido que podía llegar a más. Tanto que ha ido más allá y ha logrado encontrar una gran dosis de positividad en su situación; de ella, asegura, ha sacado una gran pasión, experiencias increíbles y muy buenos amigos. “A mí la discapacidad me ha dado todo lo que tengo”, ha llegado a afirmar. Disciplina, constancia y ganas de luchar, una fórmula del éxito para una deportista inigualable.

 

 

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