Cada 8 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Fisioterapia. Una fecha marcada en el calendario en la que la World Confederation for Physical Therapy (WCPT) quiere concienciar al mundo de la importancia del trabajo y la contribución de los fisioterapeutas a la salud pública y a las personas en todo el mundo. Aunque son muchos los que solo visitan a su fisioterapeuta cuando les sorprende una contractura en el momento más inoportuno, lo cierto es que un seguimiento periódico puede mejorar notablemente malos hábitos posturales adquiridos con el paso de los años, que pueden convertirse en futuras lesiones.

Y para quienes aún no tienen claras las funciones de un buen fisioterapeuta y todo lo que puede hacer por nuestra salud, a continuación, hacemos un repaso por los mitos que rodean a la profesión y la realidad de una disciplina que va mucho más allá de la rehabilitación.

La fisioterapia son sólo masajes

Falso. La fisioterapia es más que un masaje, ya que se compone de un conjunto de técnicas que, combinadas entre sí, buscan mejorar la salud física del paciente. Con el objetivo de aliviar el dolor y acelerar la curación, además de técnicas manuales como el masaje, los fisioterapeutas utilizan también la electroestimulación, los ultrasonidos o la punción seca para adaptar el tratamiento a las necesidades de cada paciente y hacer que la curación sea más rápida.

La fisioterapia es dolorosa

Falso. Las terapias que utiliza el fisioterapeuta no tienen por qué ser dolorosas ya que, precisamente, pretenden erradicarlo. Lo que sí es más frecuente es notar una cierta molestia cuando las articulaciones están demasiado rígidas o los músculos demasiado agarrotados, por eso es importante notificarlo siempre al profesional que nos esté tratando para que pueda reducir la intensidad.

La fisioterapia es sólo para deportistas

Falso. Si bien los deportistas llevan más al límite su cuerpo y eso hace indispensable que cuenten con un fisioterapeuta en nómina, lo cierto es que todo el mundo, en mayor o menor medida, ejercita su cuerpo en las actividades de la vida diaria y eso les expone a posibles lesiones. Malas posturas, movimientos bruscos, esfuerzos y determinadas patologías requieren de tratamientos que alivien el malestar y contribuyan a la recuperación. Son muchos los pacientes que acuden a un fisioterapeuta para recuperarse tras una cirugía y para entrenar su suelo pélvico en sesiones de atención prenatal y posparto en el caso de las mujeres.

La fisioterapia sólo ayuda en caso de lesiones o accidentes

Falso. Cada vez son más las especialidades que trabajan conjuntamente con técnicas de fisioterapia. Neurología, pediatría, cardiología, obstetricia y ginecología, y muchas más han empezado a combinar técnicas de esta disciplina para poner en movimiento ciertas articulaciones y músculos que, bien ejercitados, mejoran los resultados de muchos tratamientos.

No se debe acudir al fisioterapeuta sin que un médico nos haya derivado

Falso. Aunque un fisioterapeuta puede diagnosticar por sí solo un dolor agudo en la espalda o en el cuello, sí es cierto que hay molestias que conviene diagnosticar antes de tratar sobre todo cuando el médico conoce nuestro historial. Por ello, la combinación de ambas opiniones es lo ideal para asegurarnos de que el tratamiento que vamos a recibir es el correcto y no una extensión de otra patología de naturaleza distinta.

En definitiva, la fisioterapia puede ser un gran aliado para mantener sanas nuestras articulaciones y músculos, prevenir futuras lesiones o ayudarnos a rehabilitarlos cuando han sufrido algún tipo de daño. Una disciplina fundamental para cuidar de nuestra salud.

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