Cada vez son más las evidencias físicas de los crecientes riesgos medioambientales a los que se enfrenta la humanidad y nuestro planeta, como el deshielo, el aumento del nivel del mar y los periodos prolongados de calor y frío extremos, lo que está intensificando los esfuerzos para lograr la transición hacia una economía más verde.

La pandemia ha intensificado la necesidad de atender con más urgencia el cambio climático; aunque durante el Gran Confinamiento se produjo un descenso global de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), los índices de emisiones de GEI aumentaron más rápido en 2020 que su media en la última década, lo que ilustra cómo la economía mundial sigue dependiendo en gran medida de los contaminantes combustibles fósiles.

Por la gravedad de esta realidad, los gobiernos, las empresas, los inversores y las sociedades coinciden cada vez más en la necesidad de una transición rápida y, lo que también resulta de crucial importancia, alineada en todo el planeta. Así se evitará la generación de desigualdades económicas y sociales más severas entre países.

El Estudio AXA Green Business Report, para el que Ipsos encuesta a más de 10.000 personas en 10 países, pone de manifiesto la creciente consciencia colectiva acerca de esta problemática. Según se desprende del informe, el 96% de los españoles creen que tienen un papel importante para reducir el cambio climático, y dos de cada tres personas se dan menos de cinco años para virar sus hábitos de consumo actuales hacia otros que contaminen menos.  

Y ¿cómo afecta esta mayor concienciación a los comportamientos y actitudes hacia la inversión sostenible en España? Según la encuesta realizada en 2021 por la compañía multinacional de gestión de activos Schroders, el 54% de los inversores entrevistados reconocen asignar más importancia a los problemas medioambientales ahora, en comparación con periodos anteriores a la pandemia. 

Además, más de la mitad de ellos (58%) muestra inclinación por pasar a una cartera sostenible, suponiendo el mismo nivel de riesgo y diversificación, lo que denota la idea de que a los inversores españoles les parece positivo el propósito de invertir solo en fondos sostenibles.

Por otro lado, el 38% de los inversores -porcentaje 10 puntos por encima que en 2020-, advierten que los fondos sostenibles tienen más probabilidad de ofrecer rentabilidades altas, por lo que apuestan por ellos. Asimismo, aunque el impacto es uno de los motivos, la causa principal que motiva las inversiones sostenibles en España son las pruebas que demuestran que las inversiones sostenibles suponen más rentabilidad (54% de las respuestas). 

Otro dato significativo de este estudio acredita que la mayor parte de los inversores en el país retiraría sus acciones de las empresas a las que contribuyen si éstas estuvieran involucradas en algún escándalo, en concreto, el 62% dejaría de participar en una compañía que fuera responsable de una catástrofe ecológica.

Conscientes del valor que los inversores conceden a las inversiones verdes, en AXA hemos incrementado nuestra cartera de productos verdes, como el fondo AXA Global Aggregate Sustainable, Carmignac emergents o BNP Paribas Sustainable Multiassets.

Pero la responsabilidad en la lucha frente al cambio climático no se refleja solo en nuestros productos. AXA ha reforzado de forma significativa sus objetivos de inversiones verdes en los últimos años. Así, tras alcanzar nuestro primer objetivo de inversión verde de 3.000 millones de euros en 2017, hemos decidido duplicarlo para invertir 25.000 millones de cara al año 2023. Esta es una información que recoge el Informe de Responsabilidad Corporativa de AXA España.

En este mismo contexto, en 2021 hemos establecido una serie de directrices que afectan tanto a las inversiones como al propio negocio asegurador y que tratan de eliminar nuestra vinculación a industrias que se liguen a conflictos internacionales o cuya actividad no sea respetuosa con el medio ambiente, lo que se traduce en unas desinversiones totales que superan ya los 7.500 millones de euros de cara a los próximos años. En este sentido, AXA España no cuenta desde hace años con inversiones en la industria armamentística y en octubre de 2021 finalizó su salida completa de la industria tabacalera con la venta de sus últimos activos por valor de 20,2 millones de euros. Además, entre nuestros objetivos también está la salida de las industrias de carbón y arenas petrolíferas y de las productoras de aceite de palma que no estén sujetas a prácticas de sostenibilidad.

Así, cabe señalar que en AXA España el volumen de primas verdes en No Vida se incrementó un 12% en 2021 respecto a 2020, situándose en 82,8 millones de euros. De igual forma, el 80% de los fondos que componen las carteras modelo de Gestión Delegada e iProtect incorporan criterios de inversión responsable.

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