Hoy en día quedan pocas personas que no hayan escuchado hablar del cambio climático y de sus consecuencias para el medio ambiente en general y para los que habitamos el planeta en particular. Sin embargo, muchos de los efectos provocados por el cambio climático aún son desconocidos para la mayoría, como es el caso de los corrimientos de tierra. Por eso, aprovechando que el 7 de julio se celebra el Día Internacional de la Conservación del Suelo vamos a profundizar un poco en este asunto.

Una de las consecuencias del cambio climático es el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos que, en conjunción con otros factores como las construcciones que existan en la zona o las características geográficas del entorno, pueden provocar corrimientos de tierra. Estos deslizamientos han causado, según la investigación de Alessandro Franci, profesor de la Universidad Politécnica de Catalunya y becado por el AXA Research Fund, la muerte de alrededor de 20.000 personas en la última década. Según sus estimaciones, alrededor de 300 millones de personas en el mundo viven en áreas propensas a estos movimientos, por ello es importante tener en cuenta las características orográficas y las especificidades urbanas de cada lugar. Franci está trabajando en una herramienta computacional que permita hacer un modelo de datos sobre los deslizamientos de tierra.

“El método que estamos desarrollando podrá tanto abordar la heterogeneidad del material como modelar el efecto de este sobre las construcciones civiles”, explica. De esta forma se podrá predecir la dinámica de la desviación de los fenómenos internos que atañen a un corrimiento de tierra. También permitirá computar los posibles daños estructurales que se producirían al impactar la escorrentía contra las distintas construcciones de la zona y hacer una verificación de cuál será la resistencia de la estructura de contención en el caso en el que esta exista.

El primer paso del proceso consistirá en crear un modelo numérico híbrido, partiendo de los ya existentes, que permita prever el diferente acoplamiento que existiría entre cuerpos rígidos y cuerpos fluidos en una superficie al aire libre. Sería el caso, por ejemplo, de averiguar -y hacer un modelo matemático al respecto- cómo se comportaría piedras y cantos rodados dentro de un flujo de lodo. Igualmente se tendrá que perfeccionar el modelo en lo relativo a los deslizamientos de tierra, así como en el impacto que produce el golpeo de un material heterogéneo contra las infraestructuras previstas para este tipo de casos.

“Una vez implantados todos estos desarrollos, me centraré en uno de los mayores retos del proyecto, que es reducir el coste computacional del modelo”, explica Fanci sobre su proyecto. Hay que tener en cuenta que la ejecución de modelos 3D requiere una enorme cantidad de recursos, lo que al fin y al cabo termina traduciéndose en una gran cantidad de tiempo. Normalmente este tipo de modelos en tres dimensiones pueden necesitar de varios días hasta que se produzcan resultados, algo que, especialmente en este caso en concreto, reduciría mucho su margen de maniobra. Por ello, tanto Fanci como su equipo están trabajando para que ese modelo sea más rápido.

Y finalmente, el último paso requerirá de una completa evaluación en la que habrá que analizar las verdaderas capacidades de pronóstico esta nueva herramienta computacional para prevenir los deslizamientos de tierra. Para ello, se realizarán diferentes pruebas experimentales ad hoc con simulaciones de deslizamientos de tierra históricos. De esta forma, se podría obtener un modelo que permita prever los posibles corrimientos de tierra y prevenirlos, así como crear las infraestructuras más adecuadas para que, en el caso de que ocurran, los daños sean los mínimos posibles.

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