España lleva años ocupando los primeros puestos de los países con mayor consumo de antibióticos, y todo ello a pesar de que entre 2015 y 2018 su uso se redujo un 7,2%. Además, España también ostenta otros tristes primeros puestos, como el de ser uno de los países europeos con mayor grado de automedicación con antibióticos o el de mayor acopio de los mismos dentro de los hogares. Y, ¿qué ha provocado esto? Que en España ya existan bacterias que hayan desarrollado una enorme resistencia a la casi totalidad de las familias de antibióticos conocidas.

Pero empecemos por el principio. Los antibióticos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son medicamentos que se usan para prevenir y tratar las infecciones bacterianas. En España, este inmenso consumo se produce principalmente fuera de los hospitales y en la gran mayoría de ocasiones se usa para tratar infecciones respiratorias, la mayoría de carácter vírico. Es por eso que los picos de consumo se producen entre noviembre y febrero, coincidiendo con el periodo de mayor prevalencia en este tipo de infecciones. Y sin embargo, como señala tanto la OMS como el propio Ministerio de Sanidad, tratar con antibióticos un proceso vírico respiratorio es algo completamente inútil.

Además, también se considera consumo inadecuado cuando se administran dosis insuficientes o se abandona el tratamiento antes de emplear el tiempo necesario. De esta forma el microorganismo no llega a ser eliminado por el medicamento pero, como ya ha tenido contacto con él, aprende a luchar volviéndose más resistente. Y, ¿qué efectos tiene cuando se toma un antibiótico sin ser necesario? El más evidente, de nuevo, es que se crean bacterias resistentes ya que el antibiótico elimina la mayoría de bacterias sensibles favoreciendo el desarrollo de la resistente y su diseminación posterior. Es decir, no solo afecta a la persona que está tomando inadecuadamente antibióticos, sino también a su familia, amigos y las personas de su alrededor. Constantes y Vitales ha hecho hincapié, a través de la campaña “Tómalo en cuenta”, en la importancia de seguir correctamente la prescripción médica, vital en casos como el de la toma de antibióticos.

En el caso de que se contraiga una infección resistente a los antibióticos es muy posible que se alargue el tiempo que estemos enfermos o incluso que necesitemos ser hospitalizados para controlar de una forma adecuada la infección y que para ellos deban usarse medicamentos más agresivos –para las bacterias y para nuestro organismo- y más caros. Aunque ya existen algunos casos de superbacterias que soportan incluso los antibióticos de última generación.

No es, desde luego, un problema baladí. El número de muertos por culpa de esta resistencia a los antibióticos se cifra ya en más de 700.000 personas al año en todo el mundo. Y las estimaciones no son positivas, si no se da un giro a esta situación, los expertos elevan el número de muertos a 10 millones al año en 2050, más personas de las que mueren hoy en día a causa del cáncer.

¿Qué puede hacerse? Con motivo del Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos se han publicado numerosas recomendaciones, tanto para el sector sanitario como para los ganaderos o la ciudadanía en general. En este último caso es importante tener en cuenta que solo deben usarse antibióticos cuando un profesional sanitario lo recete, debemos tomar el tratamiento completo, no debemos automedicarnos ni compartir antibióticos con otras personas y, por supuesto, tomar medidas para evitar infecciones como llevar las vacunas al día, lavarse las manos con frecuencia y tener precaución cuando tratemos con personas enfermas.

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