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Los biocombustibles y el fin de las pegatinas de la DGT, ¿una realidad o una quimera?
La prohibición de vender vehículos que funcionen con gasolina o diésel a partir de 2035 ha supuesto un gran cambio en la manera en la que concebíamos el futuro. Y es que, desde el Parlamento Europeo, han sido muy claros con esto, ya que reducir las emisiones de CO₂ es un reto que se persigue con ahínco desde hace años. Sin embargo, puede que haya una opción. Los biocombustibles se alzan como la alternativa a los coches eléctricos.
Los vehículos que no se pueden electrificar
En España, la concienciación sobre reducir la contaminación ha hecho que sean muchas las matriculaciones de coches eléctricos que se han producido en los últimos años. De hecho, según los datos, en 2023 se produjeron hasta 125 681 matriculaciones de este tipo de coches que ya disponen de muchos puntos de recarga a lo largo de todo el territorio nacional. Sin embargo, no todos los vehículos se pueden electrificar.
El mayor inconveniente lo presentan los camiones o, incluso, el transporte público. Y es que las baterías que llevan los coches eléctricos todavía tienen ciertas limitaciones ―ya sea de capacidad o de tiempo de carga― que las convierten en inviables para algunos vehículos como los ya mencionados. Por lo tanto, una alternativa para ellos pueden ser los biocombustibles, compatibles con los motores actuales y que son muy prometedores.
¿De dónde se obtienen los biocombustibles?
Los biocombustibles se obtienen tanto de los residuos del aceite que se utiliza en la cocina como de los desechos que se eliminan en industrias como la ganadera. Por lo tanto, esta podría ser una magnífica forma de reciclar todos estos elementos para poder usarlos como carburante en los coches que deberían funcionar a diésel o a gasolina.
Además, según un estudio en el que participó la Universidad de Málaga, se descubrió que los biocombustibles podrían llegar a reducir el 90% del humo que emiten los coches, lo que quiere decir que la contaminación, tal y como la conocemos hoy en día, caería drásticamente. Una muy buena noticia que ha hecho que los biocombustibles se observen con gran interés y como una opción viable para implantar lo antes posible.
Los grandes retos de invertir en biocombustibles
A pesar de que los biocombustibles son una interesante alternativa para aquellos vehículos que no admitan el poder ser electrificados, lo cierto es que esta opción presenta algunos problemas que pueden ser difíciles de abordar en el corto plazo y que pueden retrasar su implantación, a pesar de todas las ventajas que parece tener.
El primer gran reto es asumir el coste de los biocombustibles, ya que su proceso de producción conlleva una serie de gastos importantes. No obstante, se espera que con su implantación, a largo plazo, finalmente el precio se acabe equiparando, aunque este es un problema que abordar y que puede retrasar su uso a gran escala.
El segundo desafío es que aunque el año 2035 parezca muy lejano, la verdad es que el tiempo pasa muy rápido y habrá que tomar decisiones con respecto a los biocombustibles para ver cómo abordar la contaminación que todavía producirán los coches que continuarán funcionando a diésel y gasolina a partir de esa fecha.
¿Será el fin de las pegatinas de la DGT?
Si los biocombustibles finalmente se implantan, puede que llegado el momento las pegatinas de la DGT ya no sean necesarias. Y es que las carreteras estarán repletas de vehículos que funcionen con estos combustibles sostenibles, sean eléctricos o híbridos, llegando así a las metas propuestas sobre la reducción de las emisiones.
Sin embargo, el tema de los biocombustibles no se ve tan cercano por los desafíos que presenta, por lo que por el momento toda la atención la acaparan los coches eléctricos o híbridos. Llegado el momento, habrá que encontrar soluciones para aquellos vehículos que no se puedan electrificar para que, también, dejen de contaminar.