Cuando pensamos en una asociación de voluntariado tendemos a imaginarnos, con probabilidad, a una gran ONG, y a pensar en los viajes de cooperación internacional a países lejanos con trabajadores profesionales que dedican su vida a recorrer el mundo ayudando a los demás. ¿Verdad? No reparamos en que, en muchas ocasiones, la realidad es ligeramente distinta.

Por supuesto que, por suerte, existen las grandes ONG, las acciones de cooperación internacional o los trabajadores profesionales que, con su buen hacer, ayudan a quienes más lo necesitan, pero hay más. En nuestro país existen multitud de pequeñas redes solidarias (vecinales, de colectivos concretos, de instituciones) distribuidas por todo el territorio, cuya labor es fundamental para lograr la capilaridad necesaria en las iniciativas de acción social. Sin ellas, sin estas pequeñas redes soporte, no se podría llegar de la misma manera a los barrios, las familias desprotegidas o a los distintos colectivos que necesitan apoyo, ya sea económico, logístico o asistencial. Entre estas redes podemos encontrar, también, a las asociaciones de voluntariado corporativo de las empresas privadas, que invierten sus esfuerzos en servir de apoyo a las oenegés que trabajan en cada territorio.

Una de estas asociaciones es AXA de Todo Corazón, la asociación de voluntariado corporativo de AXA que lleva en marcha nada menos que 25 años, y que en todo este tiempo ha ayudado a miles de personas de cientos de colectivos distintos en varios países. Este soporte se canaliza a través de voluntarios, que son los propios empleados y agentes, sus familiares y amigos así como clientes de la compañía, y también mediante aportaciones económicas destinadas a apoyar a distintas oenegés repartidas por todo el país, para que puedan ampliar el número de usuarios beneficiarios de sus acciones.

Solo en 2020, a pesar de la pandemia -que obligó a “virtualizar” casi todas las acciones de voluntariado-, más de 2.200 voluntarios de AXA de Todo Corazón en España participaron en distintas acciones solidarias.

Para organizar el programa de actividades y a sus voluntarios nació el rol de coordinador de la asociación, que desde hace seis años ostenta Pilar Pérez Barriocanal. Hemos tenido ocasión de charlar con ella para conocer más de AXA de Todo Corazón (ADTC) con motivo de su 25º aniversario.

P. ¿Cuál es el rol de la coordinadora o coordinador de ADTC?

R. Nosotros lideramos la asociación en consonancia con el propósito del Grupo AXA a nivel mundial y sus 2 pilares estratégicos en cuanto a voluntariado: la protección inclusiva y el cambio climático y la biodiversidad. Proponemos, impulsamos y coordinamos a los voluntarios ADTC (tanto empleados los mediadores, familiares, clientes y amigos) en torno a acciones de voluntariado que generan un gran impacto en nuestra sociedad y en nuestro planeta.

P. ¿Desde cuándo eres coordinadora de ADTC?

R. Aunque pertenezco a AXA desde hace más de 15 años (muchos de ellos en siniestros en Bilbao), hace seis años que me incorporé al equipo de Responsabilidad Corporativa de la compañía, en concreto al equipo de ADTC.

P. ¿Qué es lo que te resulta más gratificante de tu trabajo?

R. El trato con otras asociaciones y con los propios voluntarios, súper implicados siempre, además de poder descubrir a diferentes colectivos que tras cada una de nuestras acciones nos llenan de mails de agradecimiento. Es muy reconfortante poderlos ayudar.

También me gustaría destacar las múltiples experiencias irrepetibles que he vivido estos años, en los que he aprendido muchísimo. Muchos voluntarios me han comentado que hacer voluntariado con nosotros es uno de los aspectos que más valoran de trabajar en AXA, lo cual, creo, pone de manifiesto el gran valor que aporta.

Tras cada iniciativa sigo en contacto con usuarios de las ONG con las que colaboramos, que me transmiten las ganas que tienen de volver a vernos presencialmente y a vivir experiencias de voluntariado juntos. Todo esto siempre es un orgullo y señal de que estamos haciendo las cosas bien.

P. ¿Qué destacarías de estos 25 años?

R. Sin duda la familia que hemos creado en torno a la solidaridad y la ilusión, y las ganas que todos tenemos de seguir compartiendo momentos y aprendiendo unos de otros.

P. ¿Por qué es importante para AXA contar con una asociación de voluntariado?

R. Porque ADTC trabaja dedicada a la vertiente humana y solidaria de las personas, que muchas veces se echa en falta en las multinacionales. Ayuda a las personas a desarrollar su lado emocional; es un “salario emocional”.

P. ¿Están muy implicados los empleados de AXA en las acciones de voluntariado?

R. La implicación de los empleados ha ido creciendo año tras año. El pasado 2020, 1.800 empleados participaron en al menos una actividad de voluntariado, todo un récord teniendo en cuenta que las actividades se realizaron en remoto.

Además, brindamos la posibilidad a los empleados de participar con sus familiares y amigos, ya que siempre anima más a participar si puedes compartir esa experiencia con alguien cercano, y también abrimos la participación a agentes, proveedores y clientes. Esto hace que la gran familia AXA crezca fuera de nuestras “fronteras”: en 2020 participaron casi 2.200 voluntarios no empleados.

P. Destaca un momento o una iniciativa con la que te quedarías de estos últimos años.

R. Todas nos han aportado algo. Pero si tuviera que quedarme con alguna, sería con el Camino de Santiago que realizamos hace dos años con nuestro Club de Montaña de Ademo, la Fundación Carlos Martín y la asociación Rodando, todo ello a través de la Fundación FDI. Fueron cuatro días de aprendizaje mutuo de camino a Santiago de Compostela, en los que lo más importante no fue solo disfrutar de ese tiempo con más de cien personas (entre voluntarios y personas con discapacidad de dichas asociaciones), sino la sensación de unión que teníamos entre todos. Una acción inolvidable (hubo lágrimas de emoción en la despedida) y que estamos deseando repetir.

P. Un deseo para 2021.

R. Poder comenzar de nuevo a realizar acciones presenciales, tan necesarias, pero a la vez seguir dando la oportunidad de mantener actividades en remoto para que más gente pueda participar. Además, claro está, de que más empleados se animen a realizar acciones de voluntariado, que muchas veces pueden cambiar tu forma de ver el mundo.

P. Un mensaje para quien se esté pensando si implicarse o no en acciones de voluntariado. ¿Cómo le convencerías?

R. Diciéndole que nuestra asociación desarrolla acciones muy diversas y apetecibles, que puede compartir con su familia o amigos; que es una experiencia que engancha y que te hace crecer como persona. Además, si tienen alguna inquietud social o medioambiental, hacer voluntariado con ADTC es una forma fácil de iniciar ese camino ya que nosotros ponemos los medios y la organización, y ellos solo deben poner las ganas de compartir.

¡Muchas gracias, Pilar! Y vosotros, ¿a qué esperáis para empezar a implicaros en acciones solidarias?

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