Ha llegado ese momento. Después de un tiempo has conseguido que tus padres asuman que ese coche te quiere más a ti que a ellos así que vas a quedártelo de manera definitiva. O quizás has comprado tu primer coche, nuevo o de segunda mano. Sea como fuere, vas a tener que hacer frente a varios trámites para poner todo el papeleo en orden y esto es algo que haría temblar al mismísimo Hércules al que, si lo piensas bien, no le cayó ninguna prueba burocrática, por algo sería. Así que, aunque el resultado final bien valdrá la pena, estás en ese temido momento en el que tienes que cambiar el titular del coche, del seguro y estampar tu propio nombre para que todo esté en orden. No te mentiremos, el proceso es engorroso, pero te lo explicamos paso a paso para que no te pierdas nada y la burocracia no pueda contigo.

La primera de estas pruebas burocráticas es un poco menos complicada que encontrar sangre de unicornio y un poco más que elegir la cola acertada del súper; se trata de cambiar la titularidad del coche para que esté a tu nombre. Para ello debes acudir a la Jefatura Provincial de Tráfico -la DGT, para los no iniciados- con un buen número de papeles, que son: el permiso de circulación firmado y la ficha técnica, el recibo del pago del Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica, el certificado de haber pasado la última ITV, el formulario de solicitud de transferencia, el impreso de notificación de transferencia de vehículos, debidamente firmado por vendedor y comprador, así como, por parte del comprador, DNI, permiso de conducir y el justificante de pago del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales de la comunidad autónoma que te corresponda. Tras pagar las tasas, Tráfico emitirá un nuevo permiso de circulación a tu nombre y no ha hecho falta que entregues tu primer hijo varón.

El segundo paso es casi un paseo sobre césped recién cortado en comparación con el anterior; se trata de hacerte con un seguro para el coche. Puedes contratar una nueva póliza o, por ejemplo, si vas a quedarte con el coche de tus padres, que ellos te la cedan. Aunque claro, de la misma manera que no hay dos personas iguales, tampoco hay dos conductores iguales. ¿Eso que quiere decir? Que, aunque tus padres te cedan su póliza, es bastante probable que las condiciones de esta se vean modificadas ya que el importe a pagar normalmente tiene en cuenta aspectos como la experiencia del nuevo conductor, si ha tenido percances antes, así como su historial al volante. Esto, en jerga de seguros, es tu nivel de riesgo.

En ambos casos te pedirán datos como tu DNI y carné de conducir, así como la ficha técnica del vehículo, el permiso de circulación o la tarjeta de la ITV. Lo bueno es que todos esos papeles ya los tienes a mano tras haber pasado por la DGT. También te preguntarán cosas como tu edad, desde hace cuánto tiempo tienes el carné de conducir, si has dado partes antes por algún percance, etc. Son las variables que la compañía tendrá en cuenta para evaluar tu nivel de riesgo. Una vez tengan esos datos, valorarán tus condiciones y en el plazo de 15 días te darán una respuesta. Ya solo tienes que aceptar y serás el flamante tomador del seguro ¿a que suena bien?

Tras esta lucha victoriosa contra la burocracia, no vuelvas a subestimar tus fuerzas, estás preparado incluso para hacerte autónomo. ¡Eres casi invencible!

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